Yo no me rendí. Lo que dije fue "Señores, a mí gente déjenla ahí. Cualquier cosa, yo soy el responsable. Ustedes me llevan a mí". En ningún momento me he rendido. He pedido disculpas al pueblo por algún desmán, que no hemos hecho, pero en esas circunstancias lo tuve que decir. Lo hice porque nos querían matar (...)
Nunca pedí perdón de rodillas. Nunca. Nunca. Me pidieron que lo hiciera, pero no lo hice (...)
La gente nos iba a colgar. A todos. En el momento que hubo 50 mil problemas, en un momento yo le entregué a una señorita de (el ministerio de) Salud mi cadena, mi reloj y mi billetera, y le dije: "Se la das a mi esposa". Iba a ocurrir una tragedia (...)
Quiero agradecer a la iglesia y a la defensoría del pueblo, que nos apoyaron, y a las mujeres del ministerio de salud, que formaron una cadena (alrededor de las carpas) para que no nos pasara nada (...)
Sobre mi relevo, le quiero decir algo muy importante: el señor ministro del Interior es mi ministro (y) yo no tengo por qué oponerme a las decisiones que él tome. Tengo que respaldar, como buen policía, las disposiciones que diga mi comando (...)
El momento más difícil fue cuando dicen que yo pedí disculpas (sic). ¿Y saben qué? Yo he sido combatiente en Mazamari, en la época más difícil. Todo el mundo conoce que siempre he sido operativo. A mí no me habría costado nada quedarme en mi oficina y mandar a mi gente, pero ese no es mi estilo. Mi estilo es ir al frente, y algún día me tendía que suceder algo."*
Este es el testimonio del general PNP Alberto Jordán, recogido por RPP, tras lo sucedido en Moquegua los últimos días. No será mi intención, en esta oportunidad, hacer una crítica de valor de los pedidos que tienen los pobladores (sin embargo el debate queda abierto), sino más bien del rol que jugó (y está jugando) la policía (representada por el señor Jordán).
Creo que lo que más llama la atención, al leer el texto citado, es la hipocresía de Jordán. Recuerdo haberlo visto en las noticias un par de días atrás (me parece que el Lunes por la noche), cuando se anunciaba su "secuestro" (en un momento discutiremos este término). Lo vi cantando con los pobladores, insólitamente jovial, portando una bandera blanca, según comentaba la reportera, como símbolo de paz.
Llamó mi atención esa imagen, e incluso pensé (por un instante, a veces cualquier cosa puede cruzar por nuestras cabezas) en una posible alianza entre pobladores y policía, como camino a entablar el diálogo; hasta que me di cuenta que otro grupo de policías continuaba el bombardeo de gases lacrimógenos contra el cuerpo de los ciudadanos. (Esa modalidad de lanzado de gases lacrimógenos es muy interesante y merecería un artículo completo). Entonces, si un grupo policial lanzaba todavía bombas lacrimógenas, y el otro (coincidentemente tomado como rehén) lanzaba vivas a la paz, y cantos a la esperanza y el progreso, era obvio que estos lo hacían por salvar su pellejo.
"En ningún momento me he rendido. He pedido disculpas al pueblo por algún desmán, que no hemos hecho, pero en esas circunstancias lo tuve que decir. Lo hice porque nos querían matar."
Mis sospechas quedaron confirmadas al leer el testimonio de Jordán: no pedía disculpas porque sentía que había cometido un error al atacar a sus conciudadanos que reclamaban el no haber sido escuchados por los medios formales, sino que lo hacía porque los "querían matar" (coloco esta frase entre comillas al dudar de su veracidad).
La hipocresía salta a la vista. No sé si se necesita más explicación al respecto.
Por otro lado, mencioné antes el término "secuestro". El gobierno ha etiquetado a la toma de policías como rehenes de "secuestro". Un par de puntos al respecto:
1. Los policías atacaban y los pobladores se defendían (y viceversa) ¿No es válido capturar a tus contrincantes?
2. La policía apresó a los manifestantes (si no lo ha hecho, lo hará) ¿Es esto un "secuestro", también?
3. Bajo ese criterio ¿cuántos secuestros, de manifestantes, lleva cometidos hasta ahora la policía?
Y no solamente llama a los manifestantes secuestradores, sino que, por medio de una manipulación cobarde y estupidísima, intenta disuadir a los manifestantes. Por medio del lanzamiento de volantes desde un helicóptero de la policía, se pretende que los pobladores no tomen las mismas medidas que sí puede tomar el cuerpo policial al servicio del gobierno sordo(1).
Se habla de "vándalos" y "revoltosos", pero ¿es que acaso los ciudadanos de Moquegua encontraron solución a sus problemas por las vías formales?
Señor Estado: ¿Por qué espera a que el pueblo se levante para entablar el diálogo? ¿Me equivoco al afirmar que, mientras el pueblo no tome las carreteras, el Estado cree que se debe dialogar con él de manera vertical?
La derecha más centrista dice en tono amigable: "que nuestros hermanos protesten pacíficamente." ¿Recordamos el último acontecimiento violento en San Marcos (y cómo comenzó) o lo dejamos ahí nomás, "amigo" centroderechista?
No es vandalismo reclamar por algo que se considera injusto (nuevamente repito que no estoy discutiendo si es que los pobladores de Moquegua tienen razón o no), ni tampoco defenderse de los actos represores que, mediante la violencia, son incitados por el estado.
Pero, volvamos a la policía y a Jordán para concluir:
"(...) el señor ministro del Interior es mi ministro (y) yo no tengo por qué oponerme a las decisiones que él tome."
Estimado señor Jordán: usted será todo lo policía que quiera pero, por sobre todo, es persona, y como tal, es un ser pensante. Ya sabemos, gracias a su testimonio, que no es confiable, ni sincero, ni coherente con lo que puede afirmar en algún momento; pero eso no quiere decir que tenga que verse a usted mismo como una vil herramienta del sistema. Lo invito a pensar un poco más sus comentarios.
*Tomado de:
Diario Perú 21. 18 de Junio de 2008
pg. 4
Año VI - Nº 2129
(1) "Helicóptero de la policía arroja volantes en Moquegua (...)"
en: http://www.elcomercio.com.pe/ediciononline
Más información de las protestas en Moquegua :
http://peru21.com/p21impreso/Html/2008-06-18/imp2politica0908624.html
escribe: yllaric